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La respiración es la actividad más vital de nuestro organismo pero nadie nos enseña a hacerla  correctamente ni nosotros mismos nos tomamos el tiempo para aprender a respirar.

Podemos sobrevivir varios días sin comer y también unos pocos sin beber, pero apenas aguantamos 2 minutos  sin respirar. En la actualidad le damos gran importancia a la calidad de todo aquello que ingerimos pero no prestamos atención a la calidad del aire ni al modo en el que respiramos. Pero no está todo perdido y nunca es tarde, así que si quieres tener una vida más saludable ¡éste es tu momento para aprender a respirar!

 

Nuestra sociedad necesita aprender a respirar

A pesar de que respirar es una actividad que hacemos continuamente y sin cesar a lo largo de nuestra vida, la mayor parte de la población respira mal y no aprovecha ni siquiera el 30% de su capacidad pulmonar. De este modo se reduce  a un tercio la cantidad de oxígeno que proporcionamos al organismo para sus funciones vitales provocando una mala oxigenación de nuestros tejidos que puede derivar en problemas digestivos, problemas en el sistema nervioso, fatiga, malestar muscular, falta de concentración y ansiedad entre muchos otros.

Lo primero que hacemos al nacer es respirar y a pesar de la falta de experiencia, lo hacemos correctamente. Con el paso de los años «des-aprendemos» y comprometemos nuestra respiración debido muchos factores sociales como el estrés, los flujos emocionales, el ritmo de vida que llevamos, la ropa ajustada, a estar gran parte de nuestro día sentandos en una postura poco favorecedora para la respiración completa y a la falta de tiempo que nos invita a respirar con prisa.

Afortunadamente desde hace unos años la respiración está tomando un lugar importante en tratamientos médicos en occidente. Cada vez hay más estudios científicos sobre la importancia de la respiración larga y profunda y ha aumentado el interés en las técnicas de respiración orientales que fomentan la respiración sutil.

aprender a respirar

 

¿Y tú cómo respiras?

La respiración puede ser un proceso involuntario o voluntario. Se considera una actividad involuntaria ya que no requiere atención consciente y sucede por si sola pero tenemos la suerte (aquellos que la sepan aprovechar) de que esta actividad se puede volver voluntaria y por lo tanto, consciente.  Os explico con más detalle:

  • Respiración involuntaria e inconsciente: el acto de respirar sucede sin que nosotros alteremos su proceso y sin tomar conciencia de esta acción.
  • Respiración voluntaria y consciente (la observas al hacerla): entramos en el acto de la respiración y podemos modificar su pauta siendo conscientes de este proceso.
  • Respiración involuntaria y consciente (la observas sin hacerla): la respiración sucede como un proceso automático sin que nosotros la modifiquemos pero en este caso somos conscientes y estamos presentes en esa acción.

La respiración voluntaria y consciente es el tipo de respiración que debemos empezar a practicar para crear unas pautas correctas y que con el tiempo y mucha práctica se convertirán en automáticas y pasaremos a observar nuestra respiración sin participar en ella voluntariamente.

 

Aprender a respirar conscientemente

La respiración consciente es básicamente concentrarse plenamente en el proceso de nuestra respiración y hacer inspiraciones y expiraciones largas, profundas y sutiles (no forzadas o erráticas). Sentir y disfrutar ese recorrido del aire desde que entra hasta que sale por la nariz y descubrir esas sensaciones que nos provoca en nuestro cuerpo físico y en nuestra mente.

Empecemos a practicar:

  • Empieza preparando una zona cómoda para tu práctica donde puedas relajarte.
  • Túmbate, relaja el cuerpo y coloca una mano sobre tu abdomen y la otra mano sobre el pecho (ambas sin presionar).
  • Inspira lenta y  profundamente sintiendo como se hincha nuestro abdomen (fruto del movimiento del diafragma) y posteriormente (en menor proporción) la zona del pecho seguido de un leve elevamiento de la zona clavicular.
  • Expira lentamente y siente el proceso de salida del aire de modo invertido, primero vaciando la zona clavicular, seguido de la zona torácica y por último la zona abdominal.
  • Empezaremos con ciclos del mismo tiempo para inspirar y expirar (dentro de tu zona de confort), por lo que si te tomas 4 tiempos para inspirar te tomarás también 4 tiempos para expirar (los tiempos deben ser adaptados a tu capacidad respiratoria). Tanto las inspiraciones como las expiraciones tienen que hacerse de modo gradual y continúo.
  • Repite 2 veces el ciclo de 20 respiraciones completas. Recuerda que esta respiración debe ser profunda y continuada además de sutil y relajante.

 

Beneficios de la respiración consciente, larga y profunda

  • Aumenta la capacidad pulmonar
  • Genera tranquilidad y paz mental reduciendo el estrés y la ansiedad
  • Mejora el estado del sistema nervioso
  • Mejora la concentración
  • Promueve la serenidad y ayuda a canalizar las emociones
  • Mejora la digestión
  • Cuida el corazón
  • Disminuye la sensación de dolor
  • Elimina toxinas de la sangre
  • Mejora la circulación
Advertencia importante: El inicio en la práctica de las técnicas de pranayama y/o ejercicios de respiración deben realizarse bajo la guía de un profesor experto en dichas técnicas y adaptando los ejercicios al ritmo respiratorio más apto para nosotros.

 

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